lunes, 13 de junio de 2011

¿A qué sabe la leche materna?


Más allá de todas las ventajas sobradamente conocidas en términos de salud y de desarrollo del bebé, la leche materna tiene un sabor altamente versátil. Al contrario que la leche de fórmula, cuyo sabor no varía, la leche materna puede tener diferentes sabores dependiendo de la hora del día. No parece haber duda de que aquello que come la madre tiene influencia en términos gustativos.

Tal vez la leche no sepa exactamente a miel o a estofado de carne con guarnición de verduras, pero si la madre toma por ejemplo curry picante, ese sabor fuerte pasará a la leche. Si la madre toma un gran plato de judías, garbanzos o coles, el bebé probablemente tendrá  más cólicos después de esa toma. Y si la madre tomara un vaso de limonada o de zumo de naranja, es posible que la leche se vuelva un poco más ácida
.
 Un consejo: Excluye de la dieta aquellos alimentos que den mal sabor a la leche como el ajo, la cebolla, los rábanos, los espárragos, la col, la coliflor, las coles de Bruselas, los embutidos fuertes y las especias en general.

Consejos para las madres vegetarianas:
No olvides que dado que las cantidades de proteínas requeridas deben duplicarse en el periodo de lactancia, será fundamental encontrar alternativas para compensar la falta de proteínas animales de las dietas vegetarianas; las proteínas vegetales son incompletas ya que carecen de los ocho aminoácidos esenciales. Es decir, no hay verduras ni cereales que contengan una proporción suficiente y por eso debes complementarlos, combinando las proteínas vegetales a fin de obtener todos los aminoácidos esenciales, por ejemplo arroz con levadura, trigo con soja, huevos con patatas, etc.


Qué debes evitar
Sabiendo que la leche materna será la única fuente de alimento del bebé en sus primeros 4 o 6 meses de vida, es normal que surjan dudas sobre la incompatibilidad o no de algunos medicamentos, alimentos o enfermedades. Sin embargo la mayoría no tiene ningún efecto. Las causas que contraindican la lactancia materna (algunas enfermedades o medicamentos) son muy raras, casi excepcionales. Actualmente prácticamente todas las enfermedades maternas tienen algún tratamiento que puede seguirse sin necesidad de suspender la lactancia.

En algunas ocasiones se han dado casos de reacción a la leche materna por parte del recién nacido, generalmente debido a algún alimento que haya comido anteriormente la madre. Si te ocurre consúltalo con tu médico para tratar de encontrar a qué alimento es alérgico tu hijo, pero en ningún caso emplees esta excusa para pasar a la leche de fórmula. Un bebé alérgico necesita más que nunca los agentes inmunitarios de su madre. Evita, eso sí, los cacahuetes, que podrían provocarle una alergia, especialmente si hay antecedentes en tu familia.

En lo que respecta al tabaco, lo ideal es abandonar el hábito por el bien de la salud tanto de la madre como del niño. Si eres fumadora, aprovecha este momento para dejarlo. Si resulta imposible, es preferible fumar justo después de la toma y no hacerlo nunca en presencia del niño, ya que lo más perjudicial es el humo que respira. No olvides que el tabaco, amén del deterioro a tu salud, favorece la aparición de enfermedades respiratorias en el bebé y aumenta el riesgo de muerte súbita. Aunque lo mejor es no fumar –recuerda que la nicotina inhibe además la producción de leche- es preferible dar el pecho, ya que la leche protege al lactante de las infecciones y contrarresta los efectos nocivos del tabaco.

Y lo mismo puede decirse del alcohol aunque sí está permitido beber ocasional y moderadamente. Si lo haces, el mejor momento es inmediatamente después de dar el pecho. Esto deja a tu cuerpo varias horas para metabolizar el alcohol y retirarlo del torrente sanguíneo antes de la siguiente toma. Pero ten en cuenta que una dosis mayor de 0’5 g/kg puede producir sedación y disminución de leche, lo que equivale a 200cc de vino, 500cc de cerveza o 60cc de licor. Evita las bebidas de alta graduación, como la ginebra, el ron o el whisky y procura no probar el alcohol al menos durante los 3 primeros meses de lactancia.


Fuentes: AEP; La liga de la Leche; La guía de las futuras mamás, Ed. Pearson Alhambra.   
 

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lunes, 13 de junio de 2011

¿A qué sabe la leche materna?


Más allá de todas las ventajas sobradamente conocidas en términos de salud y de desarrollo del bebé, la leche materna tiene un sabor altamente versátil. Al contrario que la leche de fórmula, cuyo sabor no varía, la leche materna puede tener diferentes sabores dependiendo de la hora del día. No parece haber duda de que aquello que come la madre tiene influencia en términos gustativos.

Tal vez la leche no sepa exactamente a miel o a estofado de carne con guarnición de verduras, pero si la madre toma por ejemplo curry picante, ese sabor fuerte pasará a la leche. Si la madre toma un gran plato de judías, garbanzos o coles, el bebé probablemente tendrá  más cólicos después de esa toma. Y si la madre tomara un vaso de limonada o de zumo de naranja, es posible que la leche se vuelva un poco más ácida
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 Un consejo: Excluye de la dieta aquellos alimentos que den mal sabor a la leche como el ajo, la cebolla, los rábanos, los espárragos, la col, la coliflor, las coles de Bruselas, los embutidos fuertes y las especias en general.

Consejos para las madres vegetarianas:
No olvides que dado que las cantidades de proteínas requeridas deben duplicarse en el periodo de lactancia, será fundamental encontrar alternativas para compensar la falta de proteínas animales de las dietas vegetarianas; las proteínas vegetales son incompletas ya que carecen de los ocho aminoácidos esenciales. Es decir, no hay verduras ni cereales que contengan una proporción suficiente y por eso debes complementarlos, combinando las proteínas vegetales a fin de obtener todos los aminoácidos esenciales, por ejemplo arroz con levadura, trigo con soja, huevos con patatas, etc.


Qué debes evitar
Sabiendo que la leche materna será la única fuente de alimento del bebé en sus primeros 4 o 6 meses de vida, es normal que surjan dudas sobre la incompatibilidad o no de algunos medicamentos, alimentos o enfermedades. Sin embargo la mayoría no tiene ningún efecto. Las causas que contraindican la lactancia materna (algunas enfermedades o medicamentos) son muy raras, casi excepcionales. Actualmente prácticamente todas las enfermedades maternas tienen algún tratamiento que puede seguirse sin necesidad de suspender la lactancia.

En algunas ocasiones se han dado casos de reacción a la leche materna por parte del recién nacido, generalmente debido a algún alimento que haya comido anteriormente la madre. Si te ocurre consúltalo con tu médico para tratar de encontrar a qué alimento es alérgico tu hijo, pero en ningún caso emplees esta excusa para pasar a la leche de fórmula. Un bebé alérgico necesita más que nunca los agentes inmunitarios de su madre. Evita, eso sí, los cacahuetes, que podrían provocarle una alergia, especialmente si hay antecedentes en tu familia.

En lo que respecta al tabaco, lo ideal es abandonar el hábito por el bien de la salud tanto de la madre como del niño. Si eres fumadora, aprovecha este momento para dejarlo. Si resulta imposible, es preferible fumar justo después de la toma y no hacerlo nunca en presencia del niño, ya que lo más perjudicial es el humo que respira. No olvides que el tabaco, amén del deterioro a tu salud, favorece la aparición de enfermedades respiratorias en el bebé y aumenta el riesgo de muerte súbita. Aunque lo mejor es no fumar –recuerda que la nicotina inhibe además la producción de leche- es preferible dar el pecho, ya que la leche protege al lactante de las infecciones y contrarresta los efectos nocivos del tabaco.

Y lo mismo puede decirse del alcohol aunque sí está permitido beber ocasional y moderadamente. Si lo haces, el mejor momento es inmediatamente después de dar el pecho. Esto deja a tu cuerpo varias horas para metabolizar el alcohol y retirarlo del torrente sanguíneo antes de la siguiente toma. Pero ten en cuenta que una dosis mayor de 0’5 g/kg puede producir sedación y disminución de leche, lo que equivale a 200cc de vino, 500cc de cerveza o 60cc de licor. Evita las bebidas de alta graduación, como la ginebra, el ron o el whisky y procura no probar el alcohol al menos durante los 3 primeros meses de lactancia.


Fuentes: AEP; La liga de la Leche; La guía de las futuras mamás, Ed. Pearson Alhambra.   
 

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