La puesta en
práctica de distintas rutinas que abarcan la alimentación, las
posiciones sexuales y las técnicas cronológicas chinas, son algunas de
las creencias. Como telón de fondo, un debate ético que se las trae.Elegir
el sexo del bebé es una preocupación que persigue al hombre desde la
antigüedad. Desde la consulta al oráculo a la puesta en práctica de
distintas rutinas todo es válido.
La alimentación, las posiciones
sexuales, los preparativos previos, el momento de ejecución del acto
sexual y las técnicas cronológicas chinas con su tabla de concepción
integran un abanico de procedimientos amplísimo. Para algunos, son sólo
habladurías, pero otros juran que han dado resultado. De todos modos, no
se pierde nada con intentarlo.
Entre los más mentados, está el
Método Shettles, de los doctores Landrum Shettles y David Rorvik,
autores del libro "Cómo elegir el sexo de tu bebé". Se basa en las
diferencias entre el esperma masculino y el femenino. Se sabe que los
espermatozoides Y (niño) se mueven más rápido que los X (niña) pero
durante menos tiempo. El primero es más rápido, menor y más delicado,
mientras que el segundo es más lento, de mayor tamaño y más resistente.
Para determinar el sexo del bebé este método considera varios factores,
incluidos el momento y la profundidad del acto sexual, el PH de la mujer
y la densidad de esperma. Los autores de esta técnica aseguran un éxito
en el 75 por ciento de los casos.
El sexo del bebé se determina
en el momento de la fecundación. El cromosoma del óvulo siempre es X
(femenino) pero los espermatozoides pueden ser X o Y. Como los
espermatozoides Y (los masculinos) son más rápidos, llegan antes al
óvulo, por lo que doctores Shettles y Rorvik afirman que si se mantiene
relaciones muy cerca de la ovulación, tendrán ventaja frente a los X y
habrá más posibilidades de engendrar a un niño. Pero esto no es todo,
recomiendan además, antes del coito, ducharse con una combinación de
agua y bicarbonato (para hacer más alcalino el medio), tomarse un café,
incrementar la densidad de esperma (absteniéndose de mantener relaciones
sexuales durante los 3 ó 4 días previos a la ovulación), que la mujer
llegue primera al orgasmo (ya que libera una hormona que hace más
alcalino el medio) y tener en cuenta la posición (cuanto más profundo
sea el coito más probable será tener un niño).
Para que sea
niña,en cambio, habría que seguir los pasos contrarios: mantener
relaciones tres días antes de la ovulación; antes del coito ducharse con
agua y vinagre (para hacer más ácido el medio); reducir la densidad del
esperma (con una ducha caliente previa) y mantener relaciones poco
profundas (cuanto menos profunda, menos alcalina es la vagina). Como si
esto fuera poco, la alimentación es otro factor a tener en cuenta: los
alimentos que favorecen a los varones son altos en sodio y potasio y
están casi exentos de calcio y magnesio; mientras que para lograr una
niña se deben consumir alimentos ricos en estos dos últimos minerales.
Pero
este método no es el único casero, existen muchos ritos y creencias
transmitidos por generaciones que si se ponen en práctica, dicen las
“abuelas”, permiten elegir el sexo de tu futuro bebé. Por ejemplo, de
acuerdo al momento del coito, para tener un niño se dice que hay que
tener relaciones con luna menguante a la noche y los días impares del
mes. Para una niña, en cambio, en luna llena por la noche, a la siesta y
los días pares del mes. Otras tradiciones señalan que el sexo está
determinado de antemano y que puede conocerse si se observa la naciente
del pelo de la nuca del hijo anterior. Si termina en forma de “colita”
el próximo hijo será una niña, si es recta, será un niño.
No
falta tampoco el clásico mito de la aguja que dice que si se sostiene
una aguja mediante un hilo sobre la palma de la mano de la mujer y la
aguja comienza a moverse en círculos, el próximo hijo será mujer. En
cambio si la aguja se mueve de adelante hacia atrás será niño. Por
último, al menos por ahora, la tabla china de la concepción. De acuerdo a
una antigua leyenda china el sexo de tu bebé se determina de acuerdo a
la edad materna y al mes de concepción del futuro hijo.
Si se
busca apoyo científico, están las técnicas de fertilización asistida.
Existe la posibilidad de separar los espermatozoides en el laboratorio y
hacer inseminaciones artificiales con esperma del sexo escogido, pero
cabe resaltar que ni así se logra más del 80 por ciento de seguridad en
el resultado. Respecto a este tema, muchos especialistas no consideran
válido escoger el sexo de los hijos por motivos más allá de los
estrictamente médicos. “A priori, seguramente que no habrá reparos
éticos si la finalidad es evitar el nacimiento de hijos enfermos,
mientras que la elección del sexo “per se” podría considerarse más bien
algo frívolo, explica un informe de Fecunditas. Aunque no hay garantías
de tener un niño del sexo deseado, el nacimiento de un bebé siempre es
formidable, cualquiera sea su sexo.
fuente clarin
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domingo, 10 de julio de 2011
Métodos caseros para elegir el sexo del bebé, ¿mito o realidad?
La puesta en
práctica de distintas rutinas que abarcan la alimentación, las
posiciones sexuales y las técnicas cronológicas chinas, son algunas de
las creencias. Como telón de fondo, un debate ético que se las trae.Elegir
el sexo del bebé es una preocupación que persigue al hombre desde la
antigüedad. Desde la consulta al oráculo a la puesta en práctica de
distintas rutinas todo es válido.
La alimentación, las posiciones sexuales, los preparativos previos, el momento de ejecución del acto sexual y las técnicas cronológicas chinas con su tabla de concepción integran un abanico de procedimientos amplísimo. Para algunos, son sólo habladurías, pero otros juran que han dado resultado. De todos modos, no se pierde nada con intentarlo.
Entre los más mentados, está el Método Shettles, de los doctores Landrum Shettles y David Rorvik, autores del libro "Cómo elegir el sexo de tu bebé". Se basa en las diferencias entre el esperma masculino y el femenino. Se sabe que los espermatozoides Y (niño) se mueven más rápido que los X (niña) pero durante menos tiempo. El primero es más rápido, menor y más delicado, mientras que el segundo es más lento, de mayor tamaño y más resistente. Para determinar el sexo del bebé este método considera varios factores, incluidos el momento y la profundidad del acto sexual, el PH de la mujer y la densidad de esperma. Los autores de esta técnica aseguran un éxito en el 75 por ciento de los casos.
El sexo del bebé se determina en el momento de la fecundación. El cromosoma del óvulo siempre es X (femenino) pero los espermatozoides pueden ser X o Y. Como los espermatozoides Y (los masculinos) son más rápidos, llegan antes al óvulo, por lo que doctores Shettles y Rorvik afirman que si se mantiene relaciones muy cerca de la ovulación, tendrán ventaja frente a los X y habrá más posibilidades de engendrar a un niño. Pero esto no es todo, recomiendan además, antes del coito, ducharse con una combinación de agua y bicarbonato (para hacer más alcalino el medio), tomarse un café, incrementar la densidad de esperma (absteniéndose de mantener relaciones sexuales durante los 3 ó 4 días previos a la ovulación), que la mujer llegue primera al orgasmo (ya que libera una hormona que hace más alcalino el medio) y tener en cuenta la posición (cuanto más profundo sea el coito más probable será tener un niño).
Para que sea niña,en cambio, habría que seguir los pasos contrarios: mantener relaciones tres días antes de la ovulación; antes del coito ducharse con agua y vinagre (para hacer más ácido el medio); reducir la densidad del esperma (con una ducha caliente previa) y mantener relaciones poco profundas (cuanto menos profunda, menos alcalina es la vagina). Como si esto fuera poco, la alimentación es otro factor a tener en cuenta: los alimentos que favorecen a los varones son altos en sodio y potasio y están casi exentos de calcio y magnesio; mientras que para lograr una niña se deben consumir alimentos ricos en estos dos últimos minerales.
Pero este método no es el único casero, existen muchos ritos y creencias transmitidos por generaciones que si se ponen en práctica, dicen las “abuelas”, permiten elegir el sexo de tu futuro bebé. Por ejemplo, de acuerdo al momento del coito, para tener un niño se dice que hay que tener relaciones con luna menguante a la noche y los días impares del mes. Para una niña, en cambio, en luna llena por la noche, a la siesta y los días pares del mes. Otras tradiciones señalan que el sexo está determinado de antemano y que puede conocerse si se observa la naciente del pelo de la nuca del hijo anterior. Si termina en forma de “colita” el próximo hijo será una niña, si es recta, será un niño.
No falta tampoco el clásico mito de la aguja que dice que si se sostiene una aguja mediante un hilo sobre la palma de la mano de la mujer y la aguja comienza a moverse en círculos, el próximo hijo será mujer. En cambio si la aguja se mueve de adelante hacia atrás será niño. Por último, al menos por ahora, la tabla china de la concepción. De acuerdo a una antigua leyenda china el sexo de tu bebé se determina de acuerdo a la edad materna y al mes de concepción del futuro hijo.
Si se busca apoyo científico, están las técnicas de fertilización asistida. Existe la posibilidad de separar los espermatozoides en el laboratorio y hacer inseminaciones artificiales con esperma del sexo escogido, pero cabe resaltar que ni así se logra más del 80 por ciento de seguridad en el resultado. Respecto a este tema, muchos especialistas no consideran válido escoger el sexo de los hijos por motivos más allá de los estrictamente médicos. “A priori, seguramente que no habrá reparos éticos si la finalidad es evitar el nacimiento de hijos enfermos, mientras que la elección del sexo “per se” podría considerarse más bien algo frívolo, explica un informe de Fecunditas. Aunque no hay garantías de tener un niño del sexo deseado, el nacimiento de un bebé siempre es formidable, cualquiera sea su sexo.
fuente clarin
La alimentación, las posiciones sexuales, los preparativos previos, el momento de ejecución del acto sexual y las técnicas cronológicas chinas con su tabla de concepción integran un abanico de procedimientos amplísimo. Para algunos, son sólo habladurías, pero otros juran que han dado resultado. De todos modos, no se pierde nada con intentarlo.
Entre los más mentados, está el Método Shettles, de los doctores Landrum Shettles y David Rorvik, autores del libro "Cómo elegir el sexo de tu bebé". Se basa en las diferencias entre el esperma masculino y el femenino. Se sabe que los espermatozoides Y (niño) se mueven más rápido que los X (niña) pero durante menos tiempo. El primero es más rápido, menor y más delicado, mientras que el segundo es más lento, de mayor tamaño y más resistente. Para determinar el sexo del bebé este método considera varios factores, incluidos el momento y la profundidad del acto sexual, el PH de la mujer y la densidad de esperma. Los autores de esta técnica aseguran un éxito en el 75 por ciento de los casos.
El sexo del bebé se determina en el momento de la fecundación. El cromosoma del óvulo siempre es X (femenino) pero los espermatozoides pueden ser X o Y. Como los espermatozoides Y (los masculinos) son más rápidos, llegan antes al óvulo, por lo que doctores Shettles y Rorvik afirman que si se mantiene relaciones muy cerca de la ovulación, tendrán ventaja frente a los X y habrá más posibilidades de engendrar a un niño. Pero esto no es todo, recomiendan además, antes del coito, ducharse con una combinación de agua y bicarbonato (para hacer más alcalino el medio), tomarse un café, incrementar la densidad de esperma (absteniéndose de mantener relaciones sexuales durante los 3 ó 4 días previos a la ovulación), que la mujer llegue primera al orgasmo (ya que libera una hormona que hace más alcalino el medio) y tener en cuenta la posición (cuanto más profundo sea el coito más probable será tener un niño).
Para que sea niña,en cambio, habría que seguir los pasos contrarios: mantener relaciones tres días antes de la ovulación; antes del coito ducharse con agua y vinagre (para hacer más ácido el medio); reducir la densidad del esperma (con una ducha caliente previa) y mantener relaciones poco profundas (cuanto menos profunda, menos alcalina es la vagina). Como si esto fuera poco, la alimentación es otro factor a tener en cuenta: los alimentos que favorecen a los varones son altos en sodio y potasio y están casi exentos de calcio y magnesio; mientras que para lograr una niña se deben consumir alimentos ricos en estos dos últimos minerales.
Pero este método no es el único casero, existen muchos ritos y creencias transmitidos por generaciones que si se ponen en práctica, dicen las “abuelas”, permiten elegir el sexo de tu futuro bebé. Por ejemplo, de acuerdo al momento del coito, para tener un niño se dice que hay que tener relaciones con luna menguante a la noche y los días impares del mes. Para una niña, en cambio, en luna llena por la noche, a la siesta y los días pares del mes. Otras tradiciones señalan que el sexo está determinado de antemano y que puede conocerse si se observa la naciente del pelo de la nuca del hijo anterior. Si termina en forma de “colita” el próximo hijo será una niña, si es recta, será un niño.
No falta tampoco el clásico mito de la aguja que dice que si se sostiene una aguja mediante un hilo sobre la palma de la mano de la mujer y la aguja comienza a moverse en círculos, el próximo hijo será mujer. En cambio si la aguja se mueve de adelante hacia atrás será niño. Por último, al menos por ahora, la tabla china de la concepción. De acuerdo a una antigua leyenda china el sexo de tu bebé se determina de acuerdo a la edad materna y al mes de concepción del futuro hijo.
Si se busca apoyo científico, están las técnicas de fertilización asistida. Existe la posibilidad de separar los espermatozoides en el laboratorio y hacer inseminaciones artificiales con esperma del sexo escogido, pero cabe resaltar que ni así se logra más del 80 por ciento de seguridad en el resultado. Respecto a este tema, muchos especialistas no consideran válido escoger el sexo de los hijos por motivos más allá de los estrictamente médicos. “A priori, seguramente que no habrá reparos éticos si la finalidad es evitar el nacimiento de hijos enfermos, mientras que la elección del sexo “per se” podría considerarse más bien algo frívolo, explica un informe de Fecunditas. Aunque no hay garantías de tener un niño del sexo deseado, el nacimiento de un bebé siempre es formidable, cualquiera sea su sexo.
fuente clarin
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Muy interesante :)
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