sábado, 12 de noviembre de 2011

La importancia del agua para los niños



Un bebé que está siendo amamantado no necesita beber agua, té, o zumo. La leche materna le ofrece hasta los seis meses de edad cantidad de agua suficiente para su hidratación.
Como el estómago y el intestino del bebé hasta los seis meses son inmaduros, hasta algo de agua puede provocarle diarrea y náuseas, aumentando así las posibilidades de una deshidratación.
Por eso en esa fase de la alimentación, es necesario que la madre beba mucha agua para que así pueda garantizar la cantidad de nutrientes necesarios para la leche materna.
Para los bebés alimentados con formulas, leche de vaca o para aquellos que son alimentados con otros alimentos es de extrema importancia el ofrecimiento de agua para hidratarlos.
Aumente el ofrecimiento de agua en días calurosos y cuando el pequeño tenga fiebre. Los niños necesitan beber más agua que un adulto, una vez que son más susceptibles al estrés por el calor, por tener menor masa corporal.
Recuperando las energías
Los niños que realizan actividades físicas merecen una mayor atención, principalmente en temperaturas elevadas. El agua debe ser constante. Los pequeños son menos propensos a sentir sed mientras desarrollan alguna actividad física y pueden no sentir la necesidad de beber agua incluso cuando el cuerpo lo necesita.
El agua es de suma importancia para el crecimiento de los niños y para el mejor funcionamiento del organismo, mejorando las funciones de los riñones, vejiga e intestino. La fruta, legumbres y verduras también son fuentes de agua para el cuerpo humano. Pero los niños deben beber al menos cuatro vasos de agua para garantizar la armonía del cuerpo.
La buena hidratación del niño previene el estreñimiento, el agua mejora el tránsito intestinal y humidifica las heces.
En caso de que pierda mucha agua a través de la transpiración excesiva o por el trato gastrointestinal, como fiebre, diarrea o náuseas, consulte un pediatra y verifique la necesidad de aumentar su ingestión de agua para garantizar la perfecta hidratación de su hijo.
Las madres deben recordar que sus hijos necesitan reponer líquidos con mayor frecuencia y que ellos no beben instintivamente la cantidad suficiente de líquidos para reponer el agua perdida.

fuente .mama.es

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sábado, 12 de noviembre de 2011

La importancia del agua para los niños



Un bebé que está siendo amamantado no necesita beber agua, té, o zumo. La leche materna le ofrece hasta los seis meses de edad cantidad de agua suficiente para su hidratación.
Como el estómago y el intestino del bebé hasta los seis meses son inmaduros, hasta algo de agua puede provocarle diarrea y náuseas, aumentando así las posibilidades de una deshidratación.
Por eso en esa fase de la alimentación, es necesario que la madre beba mucha agua para que así pueda garantizar la cantidad de nutrientes necesarios para la leche materna.
Para los bebés alimentados con formulas, leche de vaca o para aquellos que son alimentados con otros alimentos es de extrema importancia el ofrecimiento de agua para hidratarlos.
Aumente el ofrecimiento de agua en días calurosos y cuando el pequeño tenga fiebre. Los niños necesitan beber más agua que un adulto, una vez que son más susceptibles al estrés por el calor, por tener menor masa corporal.
Recuperando las energías
Los niños que realizan actividades físicas merecen una mayor atención, principalmente en temperaturas elevadas. El agua debe ser constante. Los pequeños son menos propensos a sentir sed mientras desarrollan alguna actividad física y pueden no sentir la necesidad de beber agua incluso cuando el cuerpo lo necesita.
El agua es de suma importancia para el crecimiento de los niños y para el mejor funcionamiento del organismo, mejorando las funciones de los riñones, vejiga e intestino. La fruta, legumbres y verduras también son fuentes de agua para el cuerpo humano. Pero los niños deben beber al menos cuatro vasos de agua para garantizar la armonía del cuerpo.
La buena hidratación del niño previene el estreñimiento, el agua mejora el tránsito intestinal y humidifica las heces.
En caso de que pierda mucha agua a través de la transpiración excesiva o por el trato gastrointestinal, como fiebre, diarrea o náuseas, consulte un pediatra y verifique la necesidad de aumentar su ingestión de agua para garantizar la perfecta hidratación de su hijo.
Las madres deben recordar que sus hijos necesitan reponer líquidos con mayor frecuencia y que ellos no beben instintivamente la cantidad suficiente de líquidos para reponer el agua perdida.

fuente .mama.es

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