Al principio, hay que bañar al bebé sólo con una esponja. Báñelo con
la esponja hasta que se le caiga el cordón umbilical o hasta que se cure
la herida de la circuncisión, si se le hizo. Después, podrá bañar a su
bebé en la tina.
Llene
una olla o vasija con agua tibia. Meta la muñeca o
el codo para asegurarse de que la temperatura esté
bien. Verifique que el agua no esté ni muy fría
ni muy caliente. El agua muy caliente puede ser peligrosa.
Lleve la olla con agua y una toallita suave al cuarto donde
bañará al bebé.
Escoja un cuarto calientito que no tenga corrientes de aire. No es
bueno que su bebé se resfríe. Puede poner al bebé en una toalla en la
cuna o en alguna otra superficie plana. Si lo acuesta en una mesa,
asegúrese de que no pueda rodar y caerse. Nunca deje a su bebé solo, ni
siquiera por unos segundos.
Quítele la ropa. Moje la toallita en el agua tibia y exprímala hasta
que quede solamente húmeda. Con cuidado, límpiele todo el cuerpo al
bebé. Límpiele la cabeza y el cuello, detrás de las orejas y entre los
dedos de las manos y los pies.
No es necesario que bañe a su recién nacido todos los días. Sólo
límpiele la carita, el cuello y el área que cubre el pañal cuando se
ensucien.
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