PROBLEMAS MÁS COMUNES POR PARTE DE LA MAMÁ SON:
GRIETAS: Se
producen cuando el niño no se prende correctamente al pecho. Para
curarlas es necesario corregir la postura, porque, de no ser así,
persistirán. Puede utilizarse una pomada con lanolina y echar unas
gotitas de la propia leche sobre la zona afectada, dejándola secar al
aire (si usas protectores, cámbialos a menudo para evitar la humedad).
Además,
es perjudicial lavar el pecho después de cada toma. Usar pezoneras, más
que solucionar el problema, suele agravarlo. Para evitar el dolor,
puede ofrecerse el pecho sano en primer lugar.
MASTITIS:
Para prevenir es importante evitar las retenciones de leche en las
mamas y no llevar ropa que las apriete. Aunque la madre tenga que
medicarse, es importante seguir dando el pecho, pues la infección no se
transmite al niño y cuando él mama vacía el pecho, con lo que mejora el
cuadro.
INGURGITACIÓN: Es una retención de leche que inflama el
pecho, llegando a “borrar” el pezón y dificultando así el agarre del
niño. No produce fiebre, aunque sí dolor. Para aliviarla, antes de las
tomas se aplica calor y se extrae un poco de leche, y durante las tomas
se administra frío local.
OBSTRUCCIÓN DE CONDUCTOS: Se traduce en
un bulto duro y doloroso en el pecho, que se reduce aplicando calor y
masajeando la zona (con la mano o con un cepillo de dientes), tras lo
cual hay que vaciar el pecho con un sacaleches o poniendo al niño a
mamar (su lengua debe estar bajo la zona afectada para
descongestionarla). Para evitarla, es importante vigilar la postura y
usar sujetadores adecuados que no compriman. A veces se acompaña de una
ampolla de leche, que también suele ser dolorosa (para quitarla, se
pincha con una aguja estéril tras la toma).
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